Hoppipolla by Sigur Ros

Con esta canción se me viene a la cabeza, el recuerdo de caminar una mañana de invierno por el centro de Santiago, mirando a la gente correr, mientras respiraba el frío y húmedo aire combinado con el humo de mi cigarro, no era uno de mis mejores momentos, pero aún así los cuatro minutos y medio que duró esta canción me hicieron mirar de una manera diferente esta ciudad y a todas esas personas que corrían para lograr tomar una micro, o a sus trabajos quien sabe.
Recuerdo ese momento con mucha claridad, fue durante el año 2006, bajando de la micro en mi mp3 comenzó a sonar esta canción, e inmediatamente sentí un aire diferente en mis pulmones, algo más había en el ambiente para mí, atravesé la Alameda con los ojos cerrados (obviamente cuando debía, no en un acto suicida), y camine por Almirante Barroso hacia mi trabajo de ese entonces, mientras caminaba, pensaba que no todo es tan malo, sin entender una palabra de lo que decía la letra, me golpeo bastante. Mientras caminaba y veía nuestra desesperada ciudad, comenzaba a iluminar el sol por entre las nubes que emprendían su camino, para mi fue un momento perfecto, un retazo de felicidad en esos días negros y fríos, un momento que hasta el día de hoy atesoro y recuerdo, fue un momento en el que me sentí como me siento hoy.
Cada uno puede tener diferentes acepciones de este vídeo, para mí, es un himno a no perder el niño que llevamos dentro, ese que no mira ni puede ver las cosas malas de la vida, como se sienten esos ancianos, me sentí yo ese día, con la capacidad de saltar y jugar sin importar lo negro alrededor, con esa sonrisa imborrable camine esa mañana, con la misma sonrisa con la que hoy enfrento la vida, camine feliz por momentos que ahora son eternos, al igual que hoy, me sentí, saltando en charcos.